A pocos días de su muerte, publico un poema que me regaló Yelda en 2009.
Y lo tituló El Arbol.
El ARBOL
Soy como el árbol
crezco hacia lo alto,
hacia la luz,
hacia el espacio abierto.
Vocación de infinito me levanta
y pisando en la tierra busco el cielo,
y sostengo una estrella entre mis ramas.
Pudo, ayer, la tormenta inevitable
quebrar, en dos, mi copa iluminada,
y tirarme en el suelo en mil pedazos
como un sueño deshecho,como nada...
Una fuerza interior que es fe y es Vida
latía en mi madera inalterable;
y el tronco siguió en pie sobre la tierra,
herido, silencioso , en soledades.
El sol siempre está allí,vivificante.
Siempre al fin de la noche nace el alba
Voy a seguir brotando ramas nuevas
en mi costado abierto a la esperanza.
Mi destino no es flor, tampoco es fruto;
pero en mi savia llevo potenciado
un designio de pètalos y aromas
para cuajar en fruto que te sacie,
mientras tiendo hacia el sol que me ilumina,
todo mi ser, en luz, alimentado.
Cuando caiga en tierra,
como el árbol,
de mi tronco saldrá, en raudo vuelo
la paloma de mi alma.
Yelda.
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